Casi seis años después de su debut, nadie se engancha ya a la hora de hablar de The Pains of Being Pure at Heart. El nombre, surgido de un libro no publicado por un amigo de la banda, es ya tan familiar como su sonido. No sería exagerado decir que la banda de Nueva York fue una de las formaciones de 2009, cuando editaron su ópera prima homónima. Después de colarse en las listas de los mejores discos del año, y a pesar de tener que reponerse a la salida de algún miembro de la alineación original, The Pains of Being Pure at Heart han seguido evolucionando su sonido; el inicial pop-rock de herencia ochentera con reminiscencias noise-pop y del mejor shoegaze de My Bloody Valentine ha ido ganando cuerpo y volumen con el paso de los años. Su último disco, Days of Abandon (2014), es la prueba evidente del crecimiento y la consolidación del grupo.

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